Los equipos con llegadores se afanan horas y horas durante las concentraciones ensayando una coreografía en la que no caben errores · Muchas veces el juego no tan limpio se torna en decisivo
Las llegadas al sprint han sido siempre, y siguen siendo, uno de los espectáculos más atractivos del ciclismo. En ocasiones su espera se hace tediosa, ya que para ver cinco minutos apasionantes de ciclismo repleto de tensión y emoción hay que aguardar horas delante del televisor viendo como un pelotón de casi 200 unidades rueda con parsimonia hasta la línea de meta.
No obstante, en la mayoría de los casos la espera siempre merece la pena. Detrás de esos breves minutos de espectáculo hay un trabajo que en los últimos tiempos está más cercano a una ciencia perfecta que al deporte simple y llano. El equipo HTC ha sido pionero en la implantación de un método que ahora todas las escuadras con velocistas han adoptado como indispensable para preparar las llegadas masivas. Omega, Garmin-Cervelo y Sky son junto al HTC los trenes de alta velocidad del pelotón.
Los éxitos cosechados por el todo poderoso equipo estadounidense -es la escuadra con más triunfos en las últimas tres temporadas- le ha convertido en el espejo en el que se miran todos los que quieren ganar al sprint. El minucioso método de trabajo para las 'volatas' conlleva muchas horas de ensayo y estudio. El vídeo es el elemento esencial, ya que se visualizan cientos de sprints para conocer a los rivales y correguir errores propios.
El DVD ocupa ya un hueco indispensable en el equipaje de estos equipos. Una vez finalizada la etapa, es habitual que el director reúna a sus pupilos y analicen lo sucedido. También es esencial estudiar los movimientos del rival para intentar desestabilizarle en la próxima oportunidad. Por ejemplo, si a Cavendish le coloca y le lanza Renshaw se intenta que algún corredor obstaculice ese conexión, aunque como suele ocurrir muchas veces una cosa es la teoría y otra la práctica.
Cada 'actor' en su papel
Además, en las diferentes concentraciones de los equipos, como nos cuenta Vincent Reynes -uno de los ecuderos de Greipel en Omega y hasta el pasado año integrante de la 'locomotora' del HTC-, se dedican horas y horas al ensayo de los metros finales. "Cada corredor tiene asignado un papel muy concreto y no puede salirse de él en ningún instante", revela el mallorquín.
En este Tour Down Under los sprinters están siendo los verdaderos protagonistas de la carrera -aunque en la cuarta etapa haya triunfado la fuga de la jornada- y los que se están llevando la gloria de las victoria. Goss, Swift y Matthews ya lo han hecho. Sin embargo, el mérito no es sólo suyo. "Desde la salida cada uno ocupa su lugar. Dos corredores protegen al líder. Siempre están con él pase lo que pase. El resto tiene asignado un punto en el relevo. Hay unos que empiezan antes y otros que se reservan para los últimos metros", sigue relatando Reynés.
Es en los últimos kilómetros cuando el equipo se convierte en una locomotora donde cada engranaje tiene que funcionar a la perfeccción. El ritmo se acelera vertiginosamente, siempre en función de si la fuga del día ha sido más osada o no, los 'lanzadores' llevan al líder hacia arriba del gran grupo y el resto comienza a dar una serie de relevos en los que "alcanzamos el umbral de nuestras pulsaciones, entre 185 y 190 pulsaciones", cuenta Reynés, es el momento de desfondarse para dejar al sprinter en la distancia idónea donde disparará su punta de velocidad.
Una vez que el equipo ha cumplido cn su misión el resto queda en manos de los llegadores. Esa es la teoría, pero en el ciclismo hay muchas circunstancias que convierten cada llegada en imprevisible. Un pinchazo o una caída, como las que pudimos ver en la llegada a Mannum, trastocan el trabajo de meses de preparación.
Sólo ante el peligro
Sin embargo, qué pasa con aquellos velocistas que no tienen un equipo que trabaje para ellos. Éstos no tienen otra opción que buscarse la vida por su cuenta, como por ejemplo le pasa a José Joaquín Rojas, el murciano del Movistar. "La colocación es el factor determinante para nosotros. Es un 80% del sprint. Buscas la referencia, que suele ser Cavendish Greipel cuando están, y lo apuestas todo a esa rueda", cuenta Rojas.
Con la referencia a seguir clara llega el momento de luchar por ella, ya que hay muchos que quieren el mismo lugar. El ciclismo no es considerado un deporte de contactos, aunque los codazos, empujones y hasta cabezazos en los últimos kilómetros son más habituales de lo que las cámaras de televisión muestran. "Se tratan de cargas legales y vale casi todo, pero sin levantar las manos del manillar", apunta el sprinter murciano.
Para muchos disputar una llegada masiva es una locura, uno de los mayores riesgos de este deporte, no cabe duda. Sin embargo, para los sprinters es el pan de cada día. "Si tuvieras miedo no te meterías. Yo me crezco ante el peligro y cuanto más y mejores sprinters hay más motivado estoy para ir a por el triunfo", reconoce Rojas.
pd:si pero si haces esas cosas puede que llegue uno mas listo y te adelante y te quite el puesto
